¿Qué es la energía?
La energía está en el aire que respiras, en el sol que te calienta cada mañana, en la suave brisa que mueve tu pelo, o en el galope que impulsa a una manada de caballos en estampida. La energía es vida, movimiento, sensaciones e ideas. Es el Qi oriental, o el flujo de la vida de los indios norteamericanos, es la clave de una idea brillante o el secreto para batir una marca deportiva. Da igual como la entiendas o la sientas, somos energía, somos seres vivos. Desde la antigüedad, el que poseía energía tenía el poder. Aunque sólo existe una energía, ésta tiene múltiples formas de manifestarse. Los primeros humanos consiguieron sobrevivir a los glaciares gracias a la energía calorífica que les proporcionaba el fuego, los antiguos egipcios construyeron las grandes pirámides porque contaban con energía humana, los romanos conquistaron Europa gracias a la energía de los caballos. Hubo un tiempo en que España dominaba el mundo conocido, gradas a los barcos y a la energía del viento que los impulsaba; y así hasta nuestros días en que, al dominar la energía para convertirla en electricidad, los seres humanos hemos conseguido lo impensable para nuestros antepasados, llenar de luz las noches de cualquier rincón del planeta y explorar el espado. Sin embargo, cada vez hay más personas que acuden al médico en busca de energía, se sienten cansadas y fatigadas sin haber hecho grandes esfuerzos.
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Seguro que alguna vez has experimentado esa sensación de falta de energía. Ahora que la tenemos al alcance de las manos, nuestros cuerpos nos fallan y no podemos conectarnos a un enchufe para recargar las baterías. ¿Cuál es el secreto de la energía? ¿Dónde está la fuente donde nos llenamos los seres vivos? La respuesta es muy fácil, no hay secretos ni podones mágicas de Astérix y Obélix. Los seres vivos obtenemos la energía a partir del aire que respiramos y de los alimentos que tomamos. Si respiramos correctamente y seguimos una alimentación adecuada a nuestra forma de vida, tenemos energía. Pero si nuestra vida cambia o nuestra dieta es incorrecta, la energía empieza a disminuir y nos sentimos cada vez más cansados/as.
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El origen de la energía
La primera fuente de energía en nuestro planeta es el Sol. El caliente astro emite sus rayos de luz que son captados por las plantas gracias a la clorofila y la transforman en energía asimilable gracias al proceso de fotosíntesis. Las hojas verdes son la primera central energética y más importante para la vida. Con la energía lumínica, los vegetales construyen sus tejidos que sirven de alimento a los animales. Los humanos podemos adquirir esta energía directamente, basta con tomar un melocotón de un árbol o lechuga en la ensalada, o esperar a que un animal herbívoro, como una vaca, se alimente con la hierba y convierta esa energía en filetes para nuestra mesa. Pensarás que es igual, pero ahí está el primer error, cada alimento nos proporciona una cantidad diferente de energía que en alimentación medimos como calorías (o lo que es lo mismo la cantidad de calor que se utiliza para subir un grado la temperatura de un litro de agua) Si no comemos, no entra energía. Una vez que nos sentamos a la mesa e ingerimos la comida, se realizan nuevas transformaciones químicas para disgregar cada alimento y convertirlo en la energía que necesitas para conseguir levantarte de la cama cada mañana, correr un maratón, leer un libro o inventar la máquina del tiempo en tus ratos libres. La mayoría de la energía que se fabrica en los seres vivos a partir de los alimentos se libera en forma de calor, entre el 55 y el 65% de la energía se utiliza para generar la temperatura corporal. El resto se utiliza para generar moléculas de reserva energética como el ATP y para guardar en forma de grasa. Cada persona tiene unas necesidades diferentes de energía, dependiendo de su edad, sexo, horas de sueño, actividad física y metabolismo. Como los diferentes vehículos de transporte, cada uno necesita una cantidad de energía diferente y La consume de forma más o menos eficiente. Por eso hablamos de metabolismo personal, y debemos adaptar la cantidad de alimentos o calorías que tomamos a nuestro gasto energético. Es lógico pensar que a mayor actividad física, mayor gasto calórico y por eso podemos mantener un peso estable e incluso adelgazar cuando realizamos ejercicio a pesar de tomar más calorías que cuando no lo hacemos. Las recomendaciones más generales indican que los hombres deportistas deben consumir una media de 3.000 calorías al día, mientras las mujeres deportistas deben consumir una media de 2.500 calorías al día. A mayor actividad física, mayor aporte energético y lo contrario ocurre si disminuimos nuestro ritmo.
Alimenta tu cuerpo. Llena los depósitos de combustible
¿Cómo se genera energía? Agua, aire y alimentos, no te hace falta más. Sin embargo, no todos los alimentos nos llenan de energía. Para tener energía, es muy importante mantener los niveles de glucosa en sangre constantes. Los carbohidratos complejos presentan un bajo valor glucémico y son los alimentos más recomendados para producir energía. Pero no es tan simple, no es solo cuestión de tomar cereales y pasta; es conveniente que haya un adecuado equilibrio entre vitaminas y minerales, para mantener la glucosa en su lugar y sentirnos llenos de energía. En el mundo de la energía, no debemos olvidarnos de las proteínas, al tomarlas se estimulan algunas hormonas que retrasan la liberación del azúcar en sangre y mantienen los niveles constantes. Si elegimos alimentos con proteínas vegetales, aseguramos también la ingesta de fibra, muy importante para controlar la glucemia. Por eso es importante tomar carbohidratos complejos combinados con fuentes de proteína como legumbres, tofu, huevos, pescado, aves y frutos secos. Y por supuesto, no nos olvidemos de las grasas, siempre que tomemos aceites vegetales con moderación, estaremos aportando a nuestras células un combustible muy provechoso para mantener algo de energía de reserva.
La diferencia entre carbohidratos y azúcar
Cuando nos sentimos cansados, solemos decir que nuestro cuerpo necesita azúcar y nos lanzamos a tomar alimentos dulces con la excusa de que nos lo pide el cuerpo. Este comportamiento erróneo, es muy costoso para nuestro metabolismo. Los carbohidratos son la mejor fuente de energía para las células, pero en la sociedad en la que vivimos, los carbohidratos se han convertido en peligrosas bombas dulces que nuestro organismo no puede soportar. Al tomar alimentos dulces como los caramelos, gominolas, bollos dulces e incluso barritas deportivas energéticas; el azúcar que contienen es tan sencillo, que apenas necesita digestión y pasa rápidamente a la sangre, provocando la liberación de insulina, la hormona responsable del mantenimiento de los niveles de glucosa en sangre. Por su acción, las células empiezan a captar rápidamente la glucosa de la sangre y se produce una bajada muy rápida del nivel de glucosa, denominada hipoglucemia. Automáticamente, el cuerpo empieza a pedir de nuevo glucosa y volvemos a sentir ansia por comer dulces.
El problema está en que casi todos los alimentos que tomamos contienen azúcar añadido. Es importante que mires las etiquetas para evitar este ladrón de energía o que tomes alimentos frescos o hechos en casa.
Procura tomar siempre los carbohidratos de menor valor glucémico o de liberación lenta y evita tomar los carbohidratos de liberación rápida o mayor valor glucémico.
Vitaminas y minerales que aumentan la energía
Aunque todas las vitaminas y minerales están implicados de algún modo en la formación de energía y vitalidad, algunos de ellos son más necesarios que otros por su función y sus carencias pueden provocar bajadas de ánimo y sensación de cansancio.
• Vitamina B1
Es imprescindible para el metabolismo de los carbohidratos, la forma más sencilla de obtener energía de los alimentos. Se encuentra en los cereales integrales, la levadura de cerveza, germen de trigo, sésamo, las legumbres y los frutos secos.
• Vitamina B3
Su carencia se relaciona con altibajos emocionales, se encuentra en los mismos alimentos que la vitamina B1 y en el queso, setas y pescados grasos como el bonito.
• Vitamina B6
Imprescindible para el metabolismo de los alimentos, su falta provoca irritabilidad, sentimientos depresivos y cansancio. Se encuentra en los mismos alimentos que las vitaminas B1 y B3.
• Ácido fólico
Necesaria para formar nuevas células, su carencia se asocia a la depresión. Aparece en las verduras de hoja verde, levadura de cerveza, ternera, legumbres y frutos secos.
• Zinc
Este mineral está implicado en multitud de sistemas enzimáticos. Se gasta rápidamente en situaciones de estrés psíquico o cuando sometemos al cuerpo a grandes esfuerzos físicos. Se encuentra en las pipas de calabaza, ostras y mariscos, frutos secos y legumbres.
• Cromo
El cromo interviene en el control de la glucosa en sangre gracias a la insulina. La falta de cromo provoca una apetencia por los dulces y la sensación de ansiedad y desequilibrio nutricional El cromo se encuentra en la levadura de cerveza, germen de trigo y legumbres.
• Magnesio
El magnesio está implicado en la formación del ATP y en la liberación de energía por la glucosa. También interviene en la transmisión del impulso nervioso a los músculos. Se encuentra en el salvado de trigo, chocolate, germen de trigo, frutos secos y cereales integrales.
Los vampiros que te chupan la energía
Hay alimentos que roban la energía, aparentemente contienen energía para llenar el depósito, pero no lo hacen de forma duradera. Nos engañan con una primera sensación vitalizadora y terminan por agotar nuestras reservas más rápidamente empeorando la situación. La mayoría provoca un aumento de la adrenalina, la hormona del estrés. Si se toman de forma constante, el cuerpo acaba por agotarse y aparece la sensación de fatiga. Evita siempre que puedas a estos ladrones de energía:
• Carnes ricas en grasa
• Lácteos grasos
• Fritos
• Dulces y golosinas
• Bollería industrial
• Café, colas, té
• Alcohol
• Bebidas carbonatadas
• Edulcorantes artificiales
• Alimentos enlatados, cocinados
• Aditivos, colorantes y conservantes
• Embutidos, salchichas, ahumados
Energía para el movimiento
¿Cuál es la central energética de un atleta? Para los deportistas, la energía es el impulso que mueve los músculos, es la diferencia entre batir una marca o quedar el último en una competición. La verdadera fábrica de energía son las mitocondrias, un pequeño orgánulo en las células donde se fabrican moléculas energéticas para tus músculos. En las mitocondrias se produce un tipo de combustible muy especial que conoces como ATP. El ATP es una pequeña molécula de Adenosin-Tri-Phosfato que encierra en su interior, tres moléculas de fosfato o P unidas por lo que los químicos llaman enlaces de alta energía. Cada vez que tus músculos se mueven, una de estas moléculas de ATP pierde un fosfato y se convierte en ADP (Adenosin Di-Phosfato) lo que provoca la liberación de energía o combustible, que las células del músculo aprovechan para realizar un movimiento. Cuanto más ejercicio hace un músculo, mayor es el número de mitocondrias para satisfacer la mayor demanda de energía.
El ATP tiene un problema, se acaba rápidamente. Basta esprintar hasta la esquina para saludar a un viejo amigo, para que en cinco o diez segundos acabes con la pequeña reserva de ATP en el músculo. Para conseguir más ATP, está otra molécula de la que seguro has oído hablar si haces deporte: la creatina o fosfocreatina. De moda como suplemento para los deportistas de velocidad, la creatina es una generosa amiga del ADP, le regala fosfatos para que vuelva a ser ATP y los músculos sigan moviéndose. Sin embargo, la recarga de fosfocreatina tampoco es duradera, y a los 15 ó 20 segundos, también se gasta la nueva energía. |
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Para poder seguir el movimiento, el músculo cuenta con más recursos para obtener energía, entra en juego el glucógeno y la glucosa, que son el auténtico combustible de tu motor. Pero no es tan sencillo, para obtener energía, los músculos pueden elegir varios caminos. La elección de cada uno de ellos depende de la cantidad de oxígeno disponible, del tiempo y la intensidad de un ejercicio, del tipo de alimentación y del entrenamiento al que sometes a tu cuerpo.
Recuerda tu primera carrera o tu primer largo a mariposa, esa horrible sensación de ahogo y de falta de aire en tus pulmones. En un cuerpo no entrenado, los músculos necesitan energía rápidamente para seguir moviéndose, pero la respiración entrecortada no les suministra suficiente oxígeno. Ahí está la clave, sin oxigeno, la energía se obtiene por la vía anaeróbica láctica. ¿Qué quieren decir esas palabrejas? No te asustes, simplemente indican que la glucosa se transforma en energía y que se forma ácido láctico, una sustancia de desecho que debe ser eliminada rápidamente para no bloquear el músculo. Esta energía dura un minuto aproximadamente, suficiente para llegar al borde y agarrarte antes de ahogarte...
La siguiente opción para liberar energía requiere que tu cuerpo esté entrenado y acostumbrado a realizar ejercicio, entonces tu respiración es más acompasada y las células del músculo disponen de oxígeno para funcionar, así es más fácil entrenar y el movimiento se mantiene durante un tiempo, pasando a la vía aeróbica. Al llegar a este punto del ejercicio, decimos que estamos entrenando por debajo de nuestro VO2 máximo o en el umbral aeróbico. En las mitocondrias de las células se produce la formación de nuevas moléculas de ATP a partir de las reservas de glucógeno en el músculo que se descomponen en glucosa. Cuando este se agota, el hígado envía refuerzos liberando la glucosa a la sangre, a partir del glucógeno almacenado, para que se siga formando ATP y llegue a los músculos.
Pasado un tiempo, entre 45 y 60 minutos, se acaba el glucógeno y necesitamos recurrir a las grasas de reserva, el gran almacén energético que nos permite mantener el movimiento durante un largo periodo de tiempo. Los adipocitos o células grasas empiezan a liberar ácidos grasos a la sangre para que se oxiden en las mitocondrias del músculo y el hígado para producir energía. Por eso las personas que desean adelgazar deben trabajar al 50-60 % de V02 máxima, para quemar grasa eficientemente y fomentar la resistencia. Si decidimos intercalar unas series en nuestro entrenamiento, superamos nuestro V02 máximo y volvemos a entrar en el umbral anaeróbico o sin oxígeno. El músculo debe recurrir de nuevo a la energía del ATP y la fosfocreatina almacenada, hasta que se agota rápidamente y los niveles de ácido láctico disminuyen el rendimiento. Con el entrenamiento, conseguimos mejorar nuestro V02 máximo y ampliar los umbrales aeróbicos para ser más eficientes y quemar glucosa, glucógeno y grasa con más facilidad. En condiciones limite, durante pruebas de ultra-resistencia, en las que el ejercicio continúa por encima de los límites metabólicos o mantenemos una situación de ayuno prolongado, las reservas de grasa se agotan y se recurre a las proteínas para obtener energía. Esta vía metabólica es un último recurso, el cuerpo se consume a sí mismo en un esfuerzo por sobrevivir y se producen sustancias tóxicas como la urea y los cuerpos cetónicos que deben ser eliminadas.
La fuente de la energía
El secreto de la energía está en los niños. Observa a los niños en el parque, ¿no dan la sensación de ser inagotables e inmunes al cansancio? Igual ocurre con tu gato o tu perro cuando son cachorros, rara vez se agotan a pesar de correr sin parar. Los seres vivos tienen un instinto primario que les permite equilibrar sus necesidades de energía con la alimentación y el descanso. No quiere decir que coman sin parar, sino que comen lo que necesitan y que duermen suficientes horas para dar tiempo al cuerpo a que asimile los alimentos y se recarguen las reservas de energía. En esta tabla puedes comparar las reservas energéticas con las que cuenta, una persona de 65 kg con un 12% de grasa corporal. Es fácil ver que las grasas proporcionan mucha más energía que los carbohidratos, aunque son menos accesibles a los músculos que los carbohidratos y se utilizan cuando estos se agotan.
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GRAMOS |
CALORÍAS |
Carbohidratos |
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Glucógeno hepático |
110 |
451 |
Glucógeno muscular |
250 |
1.025 |
Glucosa libre |
15 |
62 |
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Total: 375 |
Total: 1.538 |
Grasa |
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Subcutánea |
7.800 |
70.980 |
Intramuscular |
161 |
1.465 |
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Total: 7.961 |
Total: 72.445 |
Economizando la energía
Tu metabolismo es listo y aprende a ahorrar la energía rápidamente. A medida que ganamos habilidad en el ejercicio notamos que somos capaces de mantener el ritmo durante más tiempo y nuestra respiración se vuelve cómoda y rítmica. Se ha comprobado que el entrenamiento constante provoca un menor gasto de energía por los músculos. Es lo que los expertos llaman eficiencia física y se comprueba fácilmente, cuando descubres que ya no es tan fácil perder kilos cuando llevas dos o tres meses entrenando, a pesar de ser mejor deportista que al empezar. Si te interesa seguir perdiendo peso, la clave está en aumentar la intensidad o cambiar la rutina. Intercala varios deportes en tu entrenamiento o realiza series que cambien el ritmo cómodo al que te has acostumbrado, así consumirás más energía y gastarás más calorías.
¿Por qué se acaba la energía?
Todos los deportistas hemos experimentado momentos en los que el cuerpo nos ha fallado, de repente la fatiga nos ha invadido y no podemos dar un paso más. Algunas veces nos ocurre después de un pequeño sprint de un minuto, otras veces aparece durante el temido muro maratoniano, alrededor de los 35 Km. ¿Qué es lo que ha ocurrido en nuestros músculos? ¿Por qué la fatiga nos ha vencido? La respuesta es difícil, la fatiga suele explicarse por la falta de energía en el músculo, pero hay otros factores a tener en cuenta:
1. Agotamiento de las reservas de glucógeno. Si el esfuerzo es intenso y de larga duración el glucógeno se acaba y se necesita recurrir a las grasas rápidamente, lo que se consigue con el entrenamiento de resistencia.
2. Agotamiento de las reservas de grasa. Los deportistas tienen un porcentaje de grasa corporal muy bajo para ser más ágiles y veloces, pero no disponen de grandes reservas para mantener el movimiento. El entrenamiento de resistencia permite un mejor ahorro y eficiencia a la hora de quemar las grasas.
3. Acumulación de desechos metabólicos (ácido láctico y lactato). Cuando se consume el ATP sin oxígeno se producen estos desechos que deben ser eliminados rápidamente para no acidificar el medio muscular e interrumpir la contracción muscular.
4. Fallos en el sistema nervioso. El impulso nervioso puede verse afectado por la acumulación de iones, por la deficiencia de neurotransmisores o por fallos genéticos conduciendo a la falta de contracción muscular y la inutilidad del músculo.
5. Fatiga psicológica. A veces la mente nos juega una mala pasada, basta que nos adelante un rival para que los músculos nos fallen y no quieran continuar...
La suma de todos estos factores provoca una horrible sensación que acaba con nuestras fuerzas y nos obliga a parar. Últimamente se habla mucho del lactato y la acidificación del medio muscular como posible causa de la aparición de fatiga, pero el metabolismo cuenta con recursos para eliminar estos desechos y evitar su acumulación. Las últimas investigaciones se están centrando en la importancia de la mente en el deportista. Los aplausos y las voces de ánimo en una carrera pueden producir una estimulación psicológica mucho más fuerte que un batido energético, y empujan a terminar una prueba a pesar del dolor. Quizás los orientales tengan razón, la energía fluye en el aire y se transmite desde los pensamientos de ánimo del público hasta los músculos de un deportista y lo inyectan de energía hasta la meta.
15 trucos para llenarte de energía
1. Empieza el día haciendo ejercicio físico. Si no dis pones de mucho tiempo, dedica cinco minutos a reali zar una pequeña tabla de estiramientos, abdominales y flexiones bien hechas. El ejercicio despierta tus células y envía a tu cerebro una ducha de endorfinas que te ha ce sentirte más vital.
2. Haz de la ducha matutina un spa vitalizante. Mez cla 5 gotas de un aceite esencial energizante (romero, menta, bergamota, albahaca o limón) con un gel de du cha de avena y enjabónate cada mañana. Termina la ducha aclarándote con el agua fría, todo lo que pue das soportar. La aromaterapia y la hidroterapia despiertan tus sentidos.
3. Recarga el combustible con un buen desayu no energético. Olvídate de las prisas, aunque no te guste desayunar, basta un batido de frutas y yogur para abastecer al cuerpo de energía hasta la hora del almuerzo. En el recuadro puedes en contrar un ejemplo de un desayuno energético para empezar bien el día.
4. Déjate mimar con un masaje. Puedes aplicarte un automasaje una vez al día sobre la planta del pie o so bre la frente. Y una vez a la semana o al mes, date un capricho poniéndote en manos de un/a profesional del masaje. Te recomendamos que pruebes el shiatsu, una técnica de digitopuntura que despierta los puntos ener géticos de tu cuerpo.
5. Realiza 7 comidas al día para asegurar una alimen tación variada. Además de las tres comidas principales, recupera el almuerzo y la merienda ligeras (galletas in tegrales, quesos frescos, yogures, frutos secos) y bebe agua durante todo el día. Aunque el agua no proporcio na energía, es necesaria para que se produzcan todas las reacciones metabólicas. Además, la deshidratación aunque sea leve, origina fatiga y cansando físico y mental.
6. Toma alimentos crudos y de temporada. La ener gía del sol está presente en las verduras, hortalizas y frutas naturales y se pierde al guardar en cámaras frigo ríficas y en los platos muy elaborados. Aprovecha la huerta mediterránea para recargarte de energía. Si to mas suplementos que sean naturales, la levadura de cerveza, el germen de trigo, el polen o la jalea real, lle van siglos dando buenos resultados a nuestros antepa sados, y no tenían el estrés que tenemos ahora...
7. Sociabiliza tus comidas y relaciónate con todo el mundo. Intenta comer con tu familia, con los amigos, con los compañeros de trabajo, con tu equipo de fútbol del colegio. Comer en compañía garantiza una buena masticación y digestión, y por tanto, una mejor asimila ción de los nutrientes para conseguir más energía.
8. Expresa tus emociones. La vida también tiene su lado malo y guardar los sentimientos negativos impide el flujo de la energía y altera el equilibrio físico y men tal. De vez en cuando hay que hablar, sólo para liberar las ideas.
9. Una hora de deporte al día. Nuestros músculos ne cesitan ejercicio físico, principalmente en estos tiempos donde La silla del ordenador es nuestra compañía duran te 8 horas. Los humanos estamos hechos para correr, saltar, nadar, movernos en general. La evolución sigue en nuestra mente y necesita una buena descarga de adrenalina para sentir nuestro lado más salvaje.
10. Juega en equipo. Nadie se resiste al aumento de energía que da ganar la liga del barrio con los/las ami gos/as. Seguimos siendo cazadores y la emoción de un partido es el mejor sustituto a cazar en equipo.
11. Busca el sol. No necesitas ir a la playa para apro vechar cinco minutos al día para dejarte calentar por el sol. El sol es energía y tomado con moderación y pro tección provoca la liberación de serotonina, una sustan cia que aleja las depresiones invernales.
12. Sueña con los angelitos. Nada puede sustituir al sueño, es la única forma que tiene el cuerpo de asimilar los alimentos y los pensamientos y regenerar los tejidos y las emociones. Si no puedes levan tarte sin un café, tienes un problema de sueño que se arregla muy fácilmente: duerme más.
13. Respira al ai re libre, el oxigeno es gratis por el momento. Aprovecha tu tiempo libre para to mar el más limpio que encuentres lejos de las ciudades. A diario puedes pasear o practicar ejercicio por un par que grande y lleno de árboles, realizando la respiración energética, al menos una vez al día.
14. Disfruta del sexo. No hay mucho que explicar, la energía que invade nuestro cuerpo y mente después de un orgasmo compensa las pocas horas de sueño de una noche dedicada a los placeres más sensuales.
15. El último y más importante: sonríe y ríete de la vida. La felicidad es el mejor antídoto contra la fatiga, déjala entrar en tu mundo.
El desayuno energético
La diferencia entre sentirte bien o mal está en hacer un buen desayuno. Dale a tu cuerpo energía por la mañana para tener un buen día. Somos conscientes de que pocas personas tienen tiempo para sentarse a la mesa, por eso hemos diseñado un desayuno que se prepara en cinco minutos:
• Nada más levantarte toma una pieza de fruta fresca y un vaso de agua
• Prepara un tazón de cereales con:
Yogur desnatado
Copos de cereal integral tipo muesli
Almendras o nueces troceadas
Pasas o ciruelas desecadas
Trozos de fruta de temporada (melón, melocotón, albaricoque, etc.)
• Prepara una infusión casera con plantas energizantes como romero, albahaca y menta
• Termina el desayuno con queso fresco o requesón con miel
La ausencia de energía: LA FATIGA CRÓNICA
Un día te levantas sin energía y piensas que deberías dormir un poco más. Después de unos meses, la sensación persiste cada día y aumenta la fatiga. Decides ir al médico, seguro que tienes una anemia; sorprendentemente, el reconocimiento médico y el resultado de la analítica sanguínea es normal. Sin embargo, cada vez te sientes peor. Algunas personas empiezan a tener dolores musculares y articulares que les impiden el movimiento, pero el especialista en reumatología no les encuentra ninguna enfermedad. La situación empeora, cada día es más difícil y el insomnio se instala en tu vida, te sientes sin fuerzas, deprimido/a e ignorado/a por los médicos que empiezan a sospechar que quizás tengas un problema psiquiátrico. Con los meses, algunas personas no pueden ni moverse de la cama, deben abandonar el trabajo y resignarse a la idea de que la energía les ha abandonado y no saben cómo recuperarla.
Hay una extraña enfermedad que resume todos estos síntomas, desgraciadamente se está poniendo de moda y los médicos están aprendiendo a reconocerla. Se conoce por varios nombres (fibromialgia, gripe del yuppie, síndrome de la fatiga crónica, etc.) y se caracteriza por la aparición de un cansancio permanente en personas aparentemente sanas y sin enfermedades. No se sabe cómo se origina y cómo se puede curar, algunas investigaciones apuntan a infecciones víricas, otras a problemas de sueño, e incluso a desequilibrios en la alimentación. Una hipótesis interesante de una nutricionista americana, Ann L Gittleman, (Cómo vencer el cansancio crónico, Urano) apunta a una sobrecarga de cobre en los tejidos y recomienda una dieta baja en cobre y rica en zinc para equilibrar los valores y recuperar la vitalidad.
Suplementos para ganar energía
Cada rincón del planeta tiene un remedio para aumentar la energía. La mayoría son plantas y sustancias con propiedades adaptógenas, es decir, ayudan al organismo a adaptarse a los cambios, tonifican y estimulan a los tejidos y aumentan la calidad de vida. En general, son ricas en sustancias nutritivas, carbohidratos, vitaminas y minerales y también contienen otros principios activos específicos que las hacen únicas como remedios medicinales. La más conocida es el ginseng pero no hay que irse tan lejos para encontrar la panacea energética, nuestros abuelos ya se dopaban con ellas porque conocían sus virtudes energéticas.
► Ginseng coreano, la raíz de la vida
El ginseng es una raíz famosa, de origen coreano y chino, su nombre latino Panax ginseng viene de panacea o remedio para todo. Se utiliza como adaptógeno porque estimula y tonifica el cuerpo y la mente. Es muy efectivo en situaciones de estrés físico y mental. El ginseng verdadero es caro porque proviene de raíces de más de 6 años y es rico en unas sustancias conocidas como ginsenósidos. Se considera un remedio masculino porque estimula la producción de testosterona, por lo que no se recomienda a las mujeres. Curiosamente, a algunas personas el ginseng les produce sueño y hambre y dejan de tomarlo porque esperan que les llene de vitalidad durante el día. Ahí está el secreto del ginseng, no es un estimulante como el café, al ser un adaptógeno, provoca la reacción que necesitas, si tu cuerpo no puede seguir aguantando el ritmo que le impones, el ginseng provoca sueño para que descanses más y hambre para que te alimentes mejor. Para los deportistas el ginseng se recomienda porque aumenta el rendimiento físico y la capacidad de resistencia frente al esfuerzo. Los experimentos demuestran que el ginseng mejora el aporte de oxígeno a los músculos, optimiza el metabolismo de la energía, manteniendo constantes los niveles de glucosa y disminuye la concentración de ácido láctico en los músculos reduciendo la fatiga.
► Eleuterococo, el ginseng siberiano
El eleuterococo es conocido como el ginseng de las mujeres o el de los astronautas rusos. Se ha utilizado para mejorar las condiciones de vida en las estaciones espaciales por sus efectos adaptógenos, porque tiene la ventaja de que no estimula la testosterona, por eso se recomienda a las mujeres.
Para los deportistas, el eleuterococo facilita el esfuerzo físico, aumenta la resistencia y la recuperación después del esfuerzo.
► Ashwagandha, el ginseng de la India
De la medicina ayurveda nos viene otra planta adaptógena tradicional. Se la considera rejuvenecedora y tónica y se está utilizando en el tratamiento de la fatiga crónica y las enfermedades autoinmunes. En los experimentos con ratones, la planta provocaba mayor rendimiento y resistencia en la prueba de natación.
► Schizandra, la planta de los cinco sabores
El fruto de esta planta reúne para los orientales los cinco sabores elementales (picante, dulce, salado, ácido y amargo) algo bastante difícil de encontrar. Se la ha utilizado tradicionalmente para superar la fatiga física y la astenia. Las últimas investigaciones demuestran su capacidad para optimizar la energía celular y proteger a los tejidos de las toxinas y venenos.
► Gotu kola, la energía para tu mente
La planta de gotu kola o Centella asiática recibe el nombre de brahmi o cerebro en sánscrito. Esta planta se utiliza para mejorar la memoria y aumentar la vitalidad, con la ventaja de que induce un sueño profundo y no tiene efecto estimulante. Además es rica en vitaminas del grupo B y equilibra los niveles de glucosa en la sangre.
► Levadura de cerveza, microorganismos vivos
Es difícil encontrar un suplemento tan útil y barato como la levadura de cerveza. Se obtiene en el proceso de fabricación de la cerveza y está compuesta de los microorganismos que producen la fermentación del cereal para producir la bebida alcohólica, pero no es embriagante. Contiene una gran cantidad de minerales como el cromo, selenio, vitaminas del grupo B, glutation antioxidante, regula los niveles de insulina y mejora las condiciones físicas y psíquicas en general.
La mejor levadura es la fresca y natural que se vende en botes oscuros y parece una papilla blanquecina.
► Germen de trigo, energía para crecer
Al descascarillar el grano para hacer harinas blancas, perdemos lo mejor del cereal, el germen, o la parte que contiene todas las sustancias para que la semilla crezca y produzca una planta nueva. En el germen se encuentran carbohidratos, proteínas, fibra, vitaminas A, D y B, minerales como el zinc, hierro, calcio, fósforo, cobre y magnesio.
Para los deportistas el germen de trigo ayuda a superar los periodos de entrenamiento intenso y actúa como energizante natural.
► Jalea real, el alimento de la abeja reina
Los apicultores de la Antigüedad observaron que mientras una abeja obrera no llegaba a vivir un mes de vida, la abeja reina llegaba a vivir tres años. La única diferencia estaba en el alimento que tomaban, a las abejas reinas se las alimenta desde pequeñas con una sustancia especial llamada jalea real que la convierte en una super-abeja. Una vez descubierto el secreto, la jalea real empezó a ser famosa por sus propiedades vigorizantes, anti-envejecimiento y reguladora hormonal. En su composición encontramos carbohidratos, proteínas, ácidos nucleicos, sustancias hormonales, vitaminas A, B, C, D y E, minerales como el calcio, cobre, hierro, fósforo, potasio, sílice y azufre y sustancias antimicrobianas.
Para los deportistas, la jalea es uno de los mejores reconstituyentes frente al desgaste físico. Es muy sensible a los cambios ambientales, por lo que debes tomar jalea real fresca o liofilizada en ampollas bebibles y tomar una cada mañana.
► Polen, energía de las flores
El polen se encuentra en las flores masculinas y es recogido por las abejas y transformado en pequeñas bolitas gracias la acción de la saliva de los insectos. Cada grano de polen contiene diferentes principios activos según las flores de las que se ha recogido, pero en general, el polen es una bomba energética. Contiene carbohidratos, proteínas, grasas vegetales, vitaminas A, C, E y del grupo B, minerales como el potasio, calcio, magnesio, hierro, fósforo, azufre, manganeso y sílice. Contiene 20 aminoácidos.
Para los deportistas, el polen es un tónico energético y revitalizante. Ayuda a combatir el cansancio y mejora la recuperación muscular por su riqueza en aminoácidos.
► Espirulina, la energía de las algas
La espirulina es un alga azul que vive en unos lagos muy especiales del nordeste del Chad. Se ha utilizado desde antiguo por los indígenas kanembus del Chad, en forma de galleta seca por sus propiedades nutritivas. La espirulina es uno de los pocos vegetales que contienen vitamina B12, además de vitamina E, betacaroteno, hierro, ácido gamma-linoleico, manganeso, cobre, calcio, fósforo, magnesio, proteínas de alta calidad y aminoácidos esenciales, grasas esenciales y clorofila. Es un suplemento muy utilizado por los vegetarianos, especialmente si hacen deporte.
► Guaraná, el secreto de los brasileños
El fruto de esta liana ha sido utilizado por los indios amazónicos para hacer un refresco estimulante y energético, se la consideraba el secreto de la juventud. Contiene cafeína y teobromina por lo que los deportistas en competición deben tener cuidado con no tomar demasiado y dar un resultado positivo en el control anti-doping o provocar insomnio.
► Maca, el tubérculo andino
Este tubérculo crece a más de 4.000 m de altitud en Perú. Es uno de los alimentos más ricos en minerales, hierro, calcio, fósforo, vitaminas del grupo B, proteínas y carbohidratos. Tanto es así que la NASA lo incluye en la dieta de los astronautas. Es considerada la viagra natural por su poder afrodisíaco y fertilizador.