El escenario es familiar: hace calor. Acabas de empezar a entrenar y ya estás sudando a mares cuando, de repente, sientes un tirón en el bíceps femoral. Inmediatamente, notas como la parte de atrás de tu muslo se "contrae" en una gran bola que produce un dolor abrumador. La contracción te hace echar la pierna hacia atrás y el bíceps femoral contra el muslo.
Te ha dado un calambre.
Muchos de nosotros hemos experimentado ese dolor muscular en zonas como el gemelo, el arco del pie o debajo de las costillas. Cuando agarramos la zona en cuestión, notamos que el músculo está contraído. Podemos verlos también retorcerse a medida que se intenta contraer más. El músculo puede llegar a ejercer una fuerza tal como para arrancarse del hueso al que está unido. Voluntariamente nunca podríamos obligar al músculo a que ejercitase una fuerza así. A menudo, un calambre puede rasgar un músculo. Y el dolor que permanece unos días después del calambre es síntoma de que nos ha pasado una lesión. |
Los calambres pueden llegar sin avisarnos. Suelen sucedemos cuando las fibras nerviosas que estimulan el músculo están desconectadas como, por ejemplo, al estar dormidos y sobrevenir una contracción, consciente o inconsciente, que obliga al músculo o supercontraerse porque los músculos habituales que trabajan en sinergia para oponerse y controlar la acción mientras estamos en estado consciente se halla aún "dormidos". La gente mayor es especialmente susceptible a este tipo de calambre que, normalmente, puede prevenirse haciendo ejercicio regular de estiramiento.
Los calambres se puede tener un culturista serio tienen un significado fisiológico más profundo. Los calambres que nos pasan cuando estamos en trenando pueden deberse a utilizar una posición inadecuada para hacer el ejercicio pero será más probable que se produzcan como resultado de fa tiga muscular, flujo sanguíneo insuficiente o escasez de minerales.
Los desequilibrios minerales pueden afectar al fluido sanguíneo hacia los músculos. El tipo de calambre que describimos al principio sería probablemente debido a un desequilibrio mineral del Calcio, el Sodio o el Potasio. En su deseo de con seguir gran definición, los culturistas pueden sufrir deficiencias minerales al evitar el consumo de productos como los lácteos o la fruta.
Los músculos necesitan Potasio. Un músculo que se contrae libera Potasio hacia las venas, haciendo que éstas se dilaten e introduzcan más sangre. Cuando no tenemos Potasio, el músculo sufrirá de calambres debido a insuficiencia de flujo sanguíneo. El músculo también necesita Potasio para utilizar su Glucógeno, la fuente principal de energía para la contracción muscular. Los minera les también controlan la excitabilidad del sistema nervioso. Una deficiencia puede obturar la inervación del músculo haciendo que éste se fatigue y se haga propenso a los calambres. El nivel de minera les en el culturista puede ser afectado por las de mandas físicas inusuales en cuanto a dieta y en trenamiento.
Los entrenamientos duros y la excesiva sudoración pueden producir una deficiencia en Sodio. Aunque los culturistas consideran a la sal como una enemiga natural, su falta puede ocasionarles calambres.
Los desequilibrios minerales no son muy comunes pero los anabolizantes esteroides y los diuréticos pueden alterar el equilibrio. Y si añadimos a eso un entrenamiento duro y una dieta rígida, ya tenemos el escenario ideal para los calambres. De acuerdo con la Doctora Shangold, directora del Centro Ginecológico de la Universidad de Georgetown, los calambres más normales son los de los atletas que se deshidratan al entrenar en verano. Perder dos o tres litros de agua durante una sesión muy dura puede disminuir el volumen sanguíneo, lo que restringe la acción muscular y es causa de calambres.
Cuando llega el verano, la mejor protección contra los calambres es beber un vaso de agua cada cuarto de hora mientras estamos entrenando. Y no esperar hasta que tengamos sed.
Si nos da un calambre, la cura más rápida y segura es estirar el músculo afectado y luego tratar lo como si se hubiera lesionado; esto es, dejando de entrenar ese músculo para evitar una lesión adicional. Si el dolor persiste y hay hinchazón, debemos aplicar hielo. El descanso es una parte importante de cualquier tratamiento.
Y si creéis que vuestro problema es la deficien cia es algún mineral, haceros un "chequeo".