Que levanten la mano aquellos de vosotros que no deseéis un pecho más grande, más denso, más definido. Quienes tengáis la mano arriba podéis dejar de leer este artículo. . Los que no hayáis movido las extremidades superiores, bienvenidos al mundo del desarrollo muscular. Si no sintierais esa sed insaciable de tamaño, no seguiríais leyendo. Y eso indica una cosa: que os gustaría ganar dos o tres centímetros en el pecho, y no dentro de unos años, sino hoy mismo. Os entiendo muy bien. Por mucho que os apasionen los hierros, pasar miles de horas en el gimnasio no se ajusta precisamente a la idea de la vida que tenemos la mayoría. No vais allí para no avanzar. Esperáis que vuestro esfuerzo dé resultados. Lástima que esa inversión rara vez genere beneficios. Los pesos no aumentan, la fuerza no crece y el desarrollo muscular se desacelera hasta detenerse; estáis atrapados en un barrizal muscular: las ruedas patinan y no conseguís salir.
"Cuéntame algo que no sepa", pensaréis. De acuerdo. No es preciso que os recomiende buscar un programa que funcione. Tan sólo os diré que si queréis llenar las camisetas, impresionar a las chicas o inspirar respeto, necesitáis un pecho enorme. Pero el encargado de despachar esos músculos debe de haber salido a comer, porque habéis pagado y siguen sin serviros. ¿Dónde está la coraza muscular que se supone que deberíais tener? ¿Dónde está el tamaño que revienta las costuras y la fuerza sobrehumana con la que soñáis? Si hubierais hecho las cosas bien, estarían ahí. Como seguramente no es el caso, ha llegado el momento de prestar atención a una serie de consejos que pueden ayudaros a desarrollar hasta el pecho más testarudo. Están a punto de repartir pectorales de primera, y sois los siguientes en la cola. |
CONSEJO 1: PRESSES Y MÁS PRESSES
¿Empezáis los entrenamientos de pecho con aperturas con mancuernas, aperturas pec-dek o cruces en polea? Si es así, estáis tirando piedras a vuestro propio tejado. Nadie ha logrado —ni, en mi opinión, logrará— un desarrollo espectacular realizando sólo movimientos complementarios. Está claro: si no queréis patinar en el barro eternamente, comenzad con ejercicios de potencia. Según el doctor Tudor Bompa, padrino de los estudios sobre la fuerza y experto en el desarrollo del pecho, el press en banca plana o declinada es excelente para activar las fibras de esa parte corporal. Dejad el press inclinado, las aperturas y las máquinas para el final del entrenamiento o prescindid de ellos sin mayores miramientos. El press de banca con barra recta es un ejercicio difícil; de ahí la popularidad de las máquinas. No caigáis en la trampa de la pereza, porque si seguís una rutina de bajo calibre, sólo conseguiréis un pecho de bajo calibre. Elegid movimientos de potencia y lograréis un pecho potente.
CONSEJO 2: AL ÉXITO SE LLEGA POR EL FALLO
Vuestros pectorales son tozudos; no crecerán a menos que los obliguéis. Si lo tenéis presente, habréis recorrido la mitad del camino. Nada de entrenamientos ligeros, sino máxima intensidad, hermanos. Creedme: si os esforzáis, recogeréis frutos. Y eso implica trabajar hasta el fallo muscular, hasta no poder completar una repetición más sin la ayuda de un compañero. En cuanto alcancéis el fallo, habréis acabado. Es duro, pero, de lo contrario, un pecho descomunal estaría al alcance de todo el mundo, ¿no? Y no tendría tanto mérito.
CONSEJO 3: EL PREAGOTAMIENTO
Si vuestro pecho no crece como os gustaría con el programa que seguís, puede
que os encontréis en lo que los investigadores denominan "desventaja mecánica". Es decir, no adoptáis una posición en la que la acción recaiga principalmente en los pectorales o, en otras palabras, hacéis más fuerza con los tríceps y los deltoides. Para esos casos, existe un remedio sencillo y eficaz: el preagotamiento.
Puede parecer que este consejo contradice el primero, y así es. Pero ya sabemos que toda regla tiene su excepción. Pensad en esta recomendación sólo después de explotar los consejos 1 y 2. Comenzad el entrenamiento con aperturas con mancuernas hasta el fallo. Nada más terminar, a por el press en banca plana. No podréis manejar mucho peso, pero eso carece de importancia, porque la clave está en forzar el crecimiento de los pectorales.
Al hacer las aperturas en primer lugar, aisláis el pecho y evitáis la intervención de los brazos y los hombros. Después, al pasar al press, el pecho estará cansado, pero no los músculos auxiliares (los tríceps y los deltoides). El preagotamiento os permitirá llegar a fibras que de otro modo permanecerían intactas. Resultado: un crecimiento explosivo. Bob Kennedy, el creador de esta técnica, ha sido testigo de la metamorfosis que ha experimentado el pecho —y otros grupos musculares— de infinidad de culturistas gracias al preagotamiento. Comprobadlo por vosotros mismos.
CONSEJO 4: ENTRENARSE Y COMER CON RIGOR
Se trata de un principio muy sencillo: para ser grande, hay que comer a lo grande. No esperéis que un osezno se convierta en un enorme oso pardo con un par de ensaladas y un poco de tofu; más bien parecerá un osito de peluche. Si queréis un pecho que ponga a prueba la resistencia de las camisas, comed. Y eso significa consumir grandes cantidades de proteínas de calidad al día, del orden de dos gramos por kilo de peso corporal. También necesitáis carbohidratos y grasa. El truco está en encargarse primero de las proteínas y, después, de los carbohidratos. No os preocupéis de la grasa; sabe cuidarse sola. Sustituid las clásicas dos o tres comidas copiosas diarias por cinco o seis entre ligeras y moderadas. El suministro constante de alimentos garantiza que los músculos dispongan de nutrientes siempre que los precisen.